¿Cuidamos nuestro sueño los profesionales de la salud? Evidencia científica y recomendaciones
Los profesionales de la salud tienden a descuidar el sueño, como también otras actividades de autocuidado, generalmente en aras de cuidar a los demás antes que a sí mismos. De hecho, en cuanto a los trastornos del sueño, se estima que la prevalencia entre médicos y enfermeras ronda el 40 %, datos previos a la pandemia por COVID-19 durante la cual, como resaltábamos en un post anterior, se produjo una reducción generalizada de la calidad y cantidad de horas de sueño en este colectivo.
Los trastornos del sueño más frecuentes entre profesionales de la salud tienen que ver con el insomnio crónico, las alteraciones del ritmo sueño-vigilia y también pueden tener que ver con la automedicación con sedantes e hipnóticos, lo que no es infrecuente en estos profesionales por su fácil accesibilidad y conocimiento.
La etiología de dichos trastornos es compleja, pero los factores implicados se retroalimentan entre sí, puesto que la sobrecarga de trabajo, el estrés sostenido, los turnos de trabajo, las guardias o las dificultades en conciliar la vida personal y laboral acaban por deteriorar la calidad y cantidad de sueño, pero también incrementan la vulnerabilidad al desgaste profesional (o burnout) y pueden propiciar la claudicación a nivel psíquico dando lugar a trastornos mentales, la mayoría del espectro ansioso-depresivo.
Desgraciadamente, muchos de estos trastornos, por paradójico que resulte, pueden quedarse sin diagnosticar ni tratar entre los profesionales de la salud.
De ahí la importancia de recordar algunos consejos generales, la mayoría propuestos por la World Sleep Society, relacionados con la higiene del sueño y que deberían integrarse en la cultura de promoción del cuidado de los trabajadores de la salud tanto a nivel institucional como a nivel personal:
- Establezca un horario regular para irse a dormir y para despertarse.
- Si suele dormir la siesta, evite que exceda los 45 minutos de sueño diurno. De hecho, siestas de entre 20 a 45 minutos pueden ayudar a los profesionales de la salud a aumentar y restaurar su capacidad intelectual y su bienestar.
- Evite la ingestión excesiva de alcohol 4 horas antes de acostarse, y no fume.
- No abuse de los estimulantes (incluyendo café, té, refrescos, bebidas energéticas y chocolate) y evite consumirlos al menos 6 horas antes de acostarse.
- Evite fumar, así como el uso de sustancias psicoactivas.
- Procure no tomar alimentos pesados, picantes o con alto contenido en azúcar al menos 4 horas antes de acostarse. Lo ideal es que las cenas no sean copiosas y contengan alimentos saludables y de fácil digestión.
- Haga ejercicio de forma regular, pero mejor que no sea antes de acostarse.
- Use ropa de cama cómoda y acogedora.
- Su habitación debe estar bien ventilada y debe tener una temperatura agradable y una cama cómoda.
- Evite en la medida de lo posible el ruido y reduzca todo lo que pueda la cantidad de luz en su dormitorio.
- Reserve su cama para dormir y el sexo, pero no la use para el trabajo o el ocio.
- Evite ver la televisión o usar dispositivos electrónicos antes de acostarse, y tampoco duerma teniéndolos al lado de su cama.
Por lo que respecta a los profesionales de la salud expuestos a situaciones de correturnos, algunas recomendaciones de utilidad para trabajadores e instituciones pueden ser:
- Las rotaciones deben ser cada 2-3 días o cada 3-4 semanas.
- Se pueden hacer las rotaciones en dos sentidos, uno “natural” (mañana-tarde-noche) y uno “inverso” (noche-tarde-mañana), ya que no hay consenso en la evidencia científica sobre si es mejor uno que otro.
- Limitar los turnos a 12 horas incluyendo las extraordinarias o a 8 horas si son turnos de noche y/o el trabajo es exigente, monótono, peligroso o de seguridad crítica.
- Dejar dos noches de sueño completo cuando se cambia a las mañanas tras el turno de noche.
Y, en cuanto a las guardias, tanto las de 12 como las de 24 horas:
- Antes de las guardias: es preciso tener una buena rutina de sueño el día previo a la guardia, de acuerdo los consejos generales referidos con anterioridad.
- Durante las guardias: en las guardias de noche puede ayudar hacer descansos con siestas de 15 ó 20 minutos.
- Tras las guardias: es preciso dormir al menos dos horas para restablecer la rutina del sueño e intentar ir a dormir a la hora habitual el día que se sale de guardia para no alterar el propio ritmo circadiano.
Si, en todo caso, aún aplicando estas medidas generales o más específicas de cuidado del sueño, constata que la cantidad o calidad del sueño se han deteriorado, es recomendable que evite la automedicación y que consulte con su médico o con un especialista en una consulta reglada (no informal o de pasillo) con el fin de valorar la necesidad de estudiar a fondo el problema y poder diseñar una estrategia adecuada para abordarlo.